lunes, 30 de noviembre de 2009

La heroica lucha de Kraft marcó un camino para enfrentar la crisis

La lucha de las trabajadoras y trabajadores de Kraft es una página gloriosa del movimiento obrero argentino, y una de las batallas más importante del proletariado fabril en las últimas décadas.

Hay un antes y un después de la lucha de Kraft, que demostró que era equivocada la idea de que no se puede luchar contra los despidos. Cuando nos plantamos los 2.700 obreros, dirigidos por nuestra comisión interna y nuestro cuerpo de delegados, trazamos un camino para enfrentar la crisis que tuvo la simpatía y el apoyo de millones de trabajadores y el pueblo. Fue un estímulo para que volvieran a instalarse los conflictos en las calles y rutas.

La lucha de Terrabusi es una página de dignidad nacional contra una empresa yanqui que pisoteó las leyes argentinas para descargar su crisis sobre los trabajadores de nuestro país. Produjo un cambió en la situación política nacional que venía girando en las peleas del gobierno “nacional y popular” con Clarín. La lucha puso en evidencia el verdadero carácter del gobierno que nos desalojó con una violenta represión. El conflicto ganó el apoyo y la simpatía de grandes masas y muy amplios sectores sociales y políticos, colocando al proletariado en el centro de la escena, unido a una enorme corriente asqueada de los aparatos sindical y político del sistema.

Los 38 días de paro, los cortes de la Panamericana, y las jornadas de innumerables cortes en todo el país como el día de la represión: el 25 de septiembre, y luego el 28 de septiembre, mostraron la fuerza de la clase obrera, en particular los grandes centros de concentración fabril, como eje de una amplísima unidad multisectorial. La lucha refirmó la política de reagrupamiento de las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, y dejó nuevas enseñanzas para el camino que mostraron el Argentinazo y la Rebelión Agraria, para hacerle pagar la crisis a los que se enriquecieron a costa del hambre del pueblo, y para la lucha por un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, hacia la liberación nacional y social.

El conflicto fue protagonizado por los 2.700 trabajadores de Kraft, con la dirección de la comisión interna y el cuerpo de delegados. Es un mérito de todos haber llegado hasta donde se llegó. Es mérito de una línea clasista, haber demostrado que hay dirigentes que no se compran ni se venden, que permanecen fieles a la clase obrera más allá de sus aciertos y sus errores, de los que nos hacemos cargo. Y es la comprobación de una línea justa que, en un conflicto que se desarrolló en una situación extremadamente difícil, contra enemigos muy poderosos, se logró desplegar la fuerza y la unidad obrera y popular, dividir a los enemigos, frenar el ajuste patronal, y conquistar el reingreso de la comisión interna para continuar la lucha. En esas condiciones se realizaron las elecciones de la comisión interna.

¿Qué es la Kraft?
La Kraft es una de las empresas de la alimentación más grandes en el país. Trabajan en su planta de Pacheco, en la zona norte del Gran Buenos Aires, 2.700 mujeres y hombres, divididos en tres turnos. Es la mayor empresa de la alimentación de Estados Unidos, que provee al Ejército de ese país. En el mundo, es el segundo monopolio de su rama. El principal accionista de la Kraft es Warren Buffet, que en medio de la crisis compró el ferrocarril Burlington Northern por 26.600 millones de dólares, y ofertó 16.700 millones por Cadbury.

La crisis internacional se descargó con fuerza sobre los trabajadores argentinos. La política del gobierno de Cristina Kirchner agravó esta crisis. Según datos de la UIA, en el primer semestre de este año, 220.000 personas perdieron sus puestos de trabajo. Las cifras oficiales del Anses muestran 400.000 aportistas menos.

El modelo laboral consolidado durante la década menemista fue mantenido a rajatabla por el actual gobierno: precarización laboral, generalización de contratos “basura”, agencias de empleo, trabajos eventuales y otras formas de tercerización. Las primeras víctimas de la crisis fueran los trabajadores precarizados.

A fines del año pasado y principios de éste la Kraft no tomó personal para el inicio de la temporada, cortó las horas extras, adelantó las vacaciones y se preparó para profundizar la sangría entre los trabajadores efectivos.

El plan de la empresa fue largamente preparado. La casa matriz de Kraft preparó el ajuste para toda América Latina. Descargó su crisis en Ecuador, Venezuela, Colombia, México y Perú; y en España. Aquí, comenzó a inicios de este año con un cambio en la presidencia asumiendo como responsable del Cono Sur Alberto Pizzi, “ex alumno del Liceo Militar” que llegó “a la industria de la alimentación, primero en Pepsico y finalmente en Kraft” (Clarín 29/9/09). Por orden de la casa matriz, se contrató un nuevo equipo de seguridad, y asumió como gerente del área de Recursos Humanos Prendoné Pita (pariente del general Pita que actuó durante la dictadura), que armó el equipo que actuó en todo el conflicto. Además, designaron como Director de Asuntos Corporativos a Pedro López Matheu, principal artífice del descabezamiento de la comisión interna del diario Clarín, en el año 2004.

Estos directivos venían a aplicar el plan que consistía, como lo expresó la abogada de la Kraft ante la justicia, en despedir a 750 trabajadores, eliminar un turno, imponer la jornada de 12 horas y liquidar otras conquistas. Para eso necesitaban barrer la comisión interna y el cuerpo de delegados.
Luchas y conquistas
Los trabajadores de Kraft veníamos de luchar por la efectivización de los contratados, consiguiendo que entren más de 900 compañeros en el 2007. También rompimos los topes salariales acordados en las paritarias por la dirección del Sindicato de la Alimentación (STIA). Fue una lucha de enorme importancia, porque unió el aumento salarial con la efectivización de 900 jóvenes. En el 2008, pese al rechazo de la patronal y el sindicato, impusimos el cuerpo de delegados, instrumento clave para enfrentar la ofensiva de la patronal.

En marzo del 2009 arrancó la lucha por paritarias, hubo un período de debates en las secciones y en asamblea general se acordó un pliego de reivindicaciones. La empresa, en los meses de abril y mayo cerró la línea de Capri, Desayuno, alfajor azucarado y otras. Alrededor de 140 trabajadores de los tres turnos fueron redistribuidos en otras líneas. Creció la discusión sobre la profundidad de la crisis. Los compañeros preguntaban: “¿Cuándo va a llegar la crisis?”. Cuando en realidad el problema era cómo nos preparábamos para enfrentar la crisis que estaba en curso. La empresa se venía preparando.

Otro hecho que mostró que la empresa avanzaba en la ofensiva para imponer su plan, fue el juicio contra Ramón Bogado, por un corte de la Panamericana en mayo del 2007, por la efectivización de los contratados y por aumentos salariales. El juicio fue bajo presión de la patronal, que presentó los testigos. Se logró la absolución en medio de una contundente movilización de más de 2.000 personas.

El gobierno de Cristina Kirchner adelantó las elecciones legislativas al 28 de junio, en una maniobra para intentar disimular el fracaso de su política ante la profundidad de la crisis, y para poder llevar adelante los planes de ajuste previstos tanto en el Estado como en los privados, sin una campaña electoral por delante. Esto profundizó la división entre sectores de las clases dominantes que venía de antes, y fue clave en todo el conflicto de Terrabusi.

La derrota electoral del gobierno y el peso ganador del voto bronca estimularon que, frente a la crisis y la política kirchnerista de descargarla sobre el pueblo, se desatara un profundo reguero de luchas obreras, del movimiento de desocupados y el de jubilados que no pudieron ser desalojados de las calles y rutas, y de muchos sectores sociales. En el 2008 se había producido la rebelión agraria y federal que le asestó un duro golpe al gobierno.

A los dramas de la creciente pobreza y desocupación, a la feroz superexplotación realizadas por empresas como Kraft, vino a sumarse la epidemia de Gripe A. El gobierno, preocupado por las elecciones, quiso tapar la magnitud de la epidemia y el número de víctimas fatales. Luego del 28 de junio, junto con la derrota electoral del kirchnerismo se supo la verdad, con decenas de muertes que se reconocían a diario. La ola de indignación fue muy grande en Terrabusi. La comisión interna propuso un Comité de Crisis integrado por representantes de los trabajadores y la empresa, ante la gravedad del problema de higiene en la fábrica, el jardín maternal y otros lugares.

El dueño de la Kraft compró un ferrocarril en 26.600 millones de dólares, y ofreció 16.700 millones por Cadbury, y la empresa se negó a tomar medidas sanitarias frente a la Gripe A. Fue una verdadera provocación.

Esta realidad llevó a realizar movilizaciones a las oficinas y posterior conciliación obligatoria en el Ministerio de Trabajo. Esta lucha, que se dio en la primera semana de julio, es el antecedente inmediato a los despidos que llevó a cabo la Kraft el 18 de agosto.

Con las paritarias y la Gripe A, junio, julio y agosto fueron meses de lucha en Kraft.
El camino del Argentinazo y la rebelión agraria demostraba su vigencia y cómo obtener conquistas. Por eso dijo en medio del conflicto de Kraft, Joaquín Morales Solá, desde las páginas de La Nación: “El problema de fondo es que no está resuelta la crisis de representatividad del 2001”.
38 días de paro
El martes 18 de agosto la Kraft despidió a 162 trabajadores de su planta de Pacheco, incluidos cinco integrantes de la comisión interna, más de la mitad de los delegados de sección y tres congresales del STIA. Usó como pretexto las movilizaciones a las oficinas durante la Gripe A; la verdad era que iniciaba su plan de ajuste.

Había dos alternativas: dejábamos pasar los 162 despidos quebrando la unidad de los trabajadores, o los enfrentábamos. Fue correcta la decisión de enfrentarlos. El 18 de agosto, los trabajadores nos plantamos y paramos la fábrica luego de asambleas generales por turno. El Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria. El sindicato, en ese momento, apoyó la lucha; y la CGT sacó una solicitada de apoyo.

La empresa violó todas las leyes argentinas. Desconoció las intimaciones del Ministerio de Trabajo y reafirmó su plan de ajuste. Despidió trabajadores en medio de la conciliación obligatoria, y luego suspendió a 36 trabajadores más, que en realidad eran nuevos despidos como luego se confirmó.

El 28 de agosto, mientras los trabajadores reclamábamos un paro nacional de la alimentación, la dirección del gremio convocó a un plenario en el que rechazó el paro. Daer nunca convocó un paro. El Ministerio de Trabajo en vez de prorrogar la conciliación, dio por finalizada su gestión dejando las manos libres a la Kraft.

Ante los despidos, Daer primero apoyó, luego criticó “la metodología” de lucha y planteó llevar las negociaciones al Ministerio de Trabajo. Buscaba subordinar a la comisión interna, y llevar el conflicto a la negociación de las indemnizaciones, dejando a los trabajadores a merced de la patronal. Ramón Bogado y María Rosario rechazaron, en el plenario del STIA, ese camino. Daer fracasó en su intento de controlar el conflicto.

A lo largo del conflicto fuimos combinando la permanencia de los despedidos dentro de la planta, con asambleas generales que ratificaban el paro y cortes de la Panamericana. Junto con esto fueron de importancia los cortes y marchas en todo el país, con el apoyo activo de distintos sectores sociales y políticos, con centro en los cortes de la Panamericana protagonizados por los trabajadores. Entre ellos los del cordón del Gran Buenos Aires, que le dieron al conflicto difusión nacional, y la marcha a la embajada norteamericana que mostró que los trabajadores de Terrabusi éramos la avanzada de la lucha antiyanqui y antiimperialista.

Las 38 asambleas generales en cada turno, y lo ocurrido el lunes 7 de septiembre, cuando la policía entró al comedor para detener a los despedidos y los compañeros del turno mañana lo enfrentaron y lo impidieron, demostró que el conflicto no era de un grupito como mentía la Kraft. El hecho nos unió más a los 2.700 trabajadores. La empresa fracasó en su intento de dividir a los despedidos de los efectivos durante los 38 días de paro.

El desalojo y la respuesta obrera y popular
Pasaron a atacar al conflicto la CGT, los empresarios de la UIA y de la COPAL (Cámara de la Alimentación), actuando activamente la embajada norteamericana.

El gobierno nacional, a través del jefe de Gabinete Aníbal Fernández, prometió “correr a esos trabajadores” que osaron enfrentar los despidos: eran un “mal ejemplo” para los miles que estaban en esa situación en todo el país. Por eso esta lucha era un caso testigo para el conjunto de la clase obrera argentina. Se conoció después, que el gobierno pidió “patotas” a varios gremios “amigos” para que realizaran el desalojo.

¿Qué había ocurrido para que el gobierno pasara a hacer campaña contra la lucha de los trabajadores de Kraft tratando de crear opinión pública para el desalojo? La crisis azotaba al país, la “caja K” ya no daba para todo, y el gobierno había abierto negociaciones con el FMI, organismo que tiene como principal accionista a Estados Unidos. Se preparaba el viaje de Cristina Kirchner a Nueva York buscando el voto yanqui en el Fondo. La presidenta elogiaba a Obama en sus discursos. Obama tiene como principal consejero económico a Warren Buffet, el mayor accionista de Kraft. En medio de esos coqueteos con Obama, el gobierno ejecutó el brutal desalojo represivo de la Kraft. Fue el mismo día que Cristina K se abalanzó sobre Obama para lograr la foto en la que se los ve abrazados.

Ese 25 de septiembre, 300 efectivos de la policía bonaerense, unidades con perros, caballería e infantería desataron una salvaje represión contra los compañeros despedidos dentro de la fábrica, acompañados por los dirigentes clasistas de la comisión interna, Bogado, María y Penayo, y trabajadores, familiares con sus hijos y organizaciones sociales que estaban en la puerta. En especial los de la CCC, que jugaron un gran papel, sin pedir nada a cambio.

La Kraft se convirtió en una comisaría donde pasaron a estar los 70 detenidos que fueron duramente golpeados, esposados e interrogados, sin presencia de abogados. Tanto la justicia como la policía esa noche, recibían órdenes de los directivos de la Kraft a través del jefe de seguridad de la planta. Un verdadero escándalo: un Estado dentro de otro Estado.

Los trabajadores de Kraft y su dirección ganamos prestigio y el apoyo inmenso de los trabajadores y el pueblo. El día de la represión en innumerables lugares se produjeron concentraciones y cortes solidarios.

Pararon los trabajadores del Astillero Río Santiago, del frigorífico Rioplatense y Paty, petroleros Skanska en Chubut, docentes de Escobar, ferroviarios, y centenares de comisiones internas y sindicatos repudiaron el hecho y se solidarizaron con la lucha. La CTA y la CGT (que volvió a cambiar su posición que posteriormente recibió a la comisión interna), también se solidarizaron. La CTA realizó una marcha y acto conjunto con los obreros de Terrabusi. Hubo una enorme solidaridad de los estudiantes de todo el país. La Federación Agraria Argentina apoyó a los trabajadores de Kraft, cortando la calle cuando estaba sesionando su congreso en la ciudad de Rosario. Se solidarizó la Federación Nacional Campesina. Artistas, intelectuales, más de 40 diputados, senadores, legisladores y numerosas organizaciones nacionales de la más diversa extracción llegaron a la fábrica o firmaron la solicitada de apoyo. También apoyaron sectores de la iglesia católica y de otras religiones. Fue inmensa la solidaridad internacional: se pronunciaron la mayoría de las centrales obreras de América Latina y los trabajadores de Kraft de los distintos países. Fue importante la solidaridad sindical en Europa y otros lugares. Chávez, en su discurso en la ONU, se refirió a la lucha de Kraft; Cristina Kirchner, que habló antes, no mencionó el tema.

La salvaje represión indignó al pueblo argentino. El 28 de septiembre el país estuvo al borde del estallido social. Se produjeron más de 100 cortes de ruta y puentes en toda la Argentina, desde Jujuy a Tierra del Fuego, jugando un gran papel la CCC. En esos días, se puso en evidencia la inmensa corriente de masas obreras (jóvenes, mujeres y veteranos), que no quieren pagar la crisis y están asqueados de los aparatos político y sindical del sistema.

Los días 10, 11 y 12 de octubre se realizó el Encuentro Nacional de Mujeres en Tucumán. Participamos con una delegación de 25 trabajadoras no despedidas, despedidas y familiares. El Encuentro fue un triunfo político. El conflicto de Kraft tiño todo el Encuentro, y se pronunciaron todos los talleres en solidaridad con nuestra lucha. La compañera María Rosario encabezó una charla de mujeres de la Kraft, muy importante y masiva, sobre el conflicto. El gran apoyo recibido fortaleció la lucha.

Un cambio en la situación. Las negociaciones
El gobierno kirchnerista quedó pegado a la Kraft yanqui, a un jerarca propatronal como Daer, y como responsable de una represión brutal que dejó al desnudo su falso discurso “progresista, nacional y popular”.

La firmeza de la lucha de los 2.700 trabajadores de Kraft y la inmensa solidaridad en las calles y las rutas golpeó duramente a la patronal, al gobierno y a Daer, que sufrieron una derrota política. El gran temor del gobierno y de la CGT era que se multiplicaran los conflictos como el de Terrabusi. Por otra parte, el kirchnerismo estaba metido en la pelea con Clarín por la ley de medios; disputa que mostraba la división de los grupos de poder del bloque dominante. Y había fracasado el intento de Cristina Kirchner de conseguir el apoyo de Obama para “ablandar” al FMI con la Argentina. Cambió la situación. Se rompió la unidad que habían mantenido la Kraft, Daer y el kirchnerismo desde que finalizó la conciliación obligatoria hasta el desalojo.

En esas nuevas condiciones fue posible abrir las negociaciones, usando a favor de la lucha las contradicciones que se abrieron entre el gobierno, el sindicato, y la empresa.

El gobierno buscó la manera de sacarse de encima esa brasa ardiente del conflicto, que se había convertido en un punto de referencia para los trabajadores de cientos de fábricas que estaban en la misma situación. Daer resistió el ingreso de la comisión interna a la fábrica, pero debió hacer concesiones para recomponer su imagen. La Kraft, duramente golpeada, debió retroceder, pero poniendo palos en la rueda para pudrir la negociación: mezcló en las listas de reincorporaciones a despedidos con suspendidos (lo que demostraba que los suspendidos eran en realidad despedidos), renovó las suspensiones, impuso un reglamento interno fascista, etc. Hizo de todo para que no se firme el acta, porque le cerraba el paso a su plan de ajuste y a la “limpieza” de la comisión interna.

Los compañeros clasistas de la comisión interna, Ramón Bogado, María Rosario, Jorge Penayo y Alfonso Alcadio, junto a los abogados de la interna fueron durísimos negociadores: le hicieron pagar en el acta, a la Kraft, al sindicato y al gobierno la derrota política que habían sufrido con la lucha.

Aislada, la patronal retrocedió con su plan de ajuste. Tuvo que comprometerse a no despedir y mantener los tres turnos, no tomar represalias, reincorporar a 70 despedidos y suspendidos (en realidad eran nuevos despidos), y renegociar la situación de los 53 restantes, pagar los haberes caídos durante el conflicto, el retiro de la policía de la planta y desactivar la “disciplina carcelaria y revanchista” de las “Normas internas para una sana convivencia”. Pero fundamentalmente la Kraft y Daer debieron aceptar el reingreso de la comisión interna en su conjunto, con sus derechos gremiales, lo que se logró a través de una resolución ministerial cautelar que amenazaba a la empresa con la intervención de la fuerza pública si no cumplía; resolución que sentó un precedente valioso para todas las luchas que atraviesen por esta situación. Además, la patronal y el sindicato tuvieron que aceptar elecciones de comisión interna donde se presentaran todas las listas, y no una elección clandestina, con la comisión interna afuera, y listas manejadas por ellos. Estas conquistas fueron un paso adelante que frenaba el ajuste y fortalecía las condiciones para continuar la lucha por la reincorporación del resto de los compañeros.

En esa situación, si la comisión interna no firmaba el acta, se volvían a unir la patronal, el sindicato y el gobierno, la Kraft quedaba con las manos libres para su plan de ajuste de 750 despidos, los 158 iban todos a la calle, y quedaban afuera de la fábrica la comisión interna y todo el cuerpo de delegados. Y la comisión interna hubiera quedado como responsable de la ruptura de las negociaciones.

La firma del Acta
El miércoles 14, se terminó de definir el acta, y se acordó hasta el viernes para el pronunciamiento en asambleas, que se realizan en los turnos mañana y tarde, y aprueban el acta masivamente. Se plantea tratar de que la lista de reincorporados sea sobre los despedidos y no los suspendidos. El viernes, la patronal hace una nueva provocación presentando una lista de reincorporaciones mayoritariamente con suspendidos. Trata, a toda costa de que no se firme el acta para quedar con las manos libres para el ajuste y la barrida de la comisión interna y el cuerpo de delegados. Rompiendo la maniobra de la patronal, firman el acta la mayoría de la comisión interna: María Rosario, Jorge Penayo y Alfonso Alcadio. El compañero Bogado, erróneamente, no la firma; hecho del que se autocriticó en las asambleas en la fábrica.

Hermosilla y el PTS hicieron campaña para no firmar. Decían que la firma del acta traicionaba a los compañeros despedidos: la única negociación era “todos o ninguno”. Encerraron la discusión sobre la lista de 40 reincorporados, cuando lo que estaba en juego era todo el plan de ajuste de la empresa y la liquidación de la comisión interna. Empujaban el conflicto a la derrota. Rechazaban la única manera de avanzar frente a enemigos poderosos: una lucha prolongada y por etapas. Negaban que el acta negociada recogiera lo ganado con la lucha para fortalecerse y seguir el combate. Hermosilla argumentaba “de izquierda” ocultando que, en los hechos, su posición era propatronal. La posición justa, clasista, era firmar, fortaleciendo la lucha con lo ganado para continuarla.

Hermosilla hace pública su discrepancia en la puerta del Ministerio, ante todos los medios, rompiendo la comisión interna. Frente a los medios, María Rosario y Jorge Penayo defienden el balance de la lucha y las razones de la firma del acta. Hermosilla y el PTS pasan a intrigar y a calumniar activamente, como traidores, a los que firmaron, en especial en el turno noche y en los baños, y una campaña nacional contra “la traición de Bogado”.

Luego de la firma del acta por la mayoría de la comisión interna, después de haberse negado la Kraft y debido a la presión de los trabajadores y la intervención del Ministerio de Trabajo, el miércoles 21 se realizan asambleas en el turno mañana y en el turno tarde, para poner en consideración la firma del acta. Los turnos mañana y tarde votaron por abrumadora mayoría a favor de la firma del acta. En el turno noche no se realizó por el boicot activo de Hermosilla, coincidiendo, de hecho, con el intento de la patronal de impedir las asambleas.

El no firmar fue equivocado en tres problemas claves que nos pusieron a la defensiva: 1) tener una concepción del todo o nada en la lucha, y considerar que la negociación no es parte de la lucha; 2) No ver que los conflictos tienen etapas; y 3) una valoración equivocada de la correlación de fuerzas, subestimando que enfrentamos a varios enemigos muy poderosos.

Un debate necesario
Durante el conflicto, en la dirección de los trabajadores se fue agudizando un debate. La orientación impulsada por la mayoría clasista y combativa de la comisión interna y el cuerpo de delegados trabajamos para que el centro de la lucha estuviera adentro de la fábrica, en los 2.700 trabajadores y la unidad de los tres turnos; unido a un amplísimo movimiento solidario afuera de la fábrica, que permitiera que los más variados sectores pudieran confluir, desde sus reclamos, con la lucha de Kraft. La clave para todo eso era el paro activo de la gran masa de efectivos.

Esta orientación se mantuvo en lucha contra las propuestas que venían de Hermosilla y el PTS, que subestimaban la importancia del paro y la lucha adentro de la fábrica. Lo dijo claramente Hermosilla: “Me cago en los de adentro. Acá dirigen los de afuera”. Trataban de reemplazar la democracia grande de las asambleas, el cuerpo de delegados y la comisión interna por reuniones de grupos de activistas, y trataban de que el centro de la lucha pasara por los despedidos dividiéndolos de los de adentro. Esa línea del PTS, a través de Hermosilla, usó argumentos oportunistas para montarse sobre la masa de jóvenes. Esa línea desprecia al conjunto de los trabajadores y traba el protagonismo de los 2.700 obreros y su democracia grande, aísla el conflicto de los sectores populares, y busca llevar de arrastre a los trabajadores atrás de los acuerdos que se deciden, en reuniones de activo, o fuera de la fábrica entre fuerzas políticas afines al PTS. Es un camino que llevaba a la derrota, como en Maffisa, Casino, Jabón Federal, Fate, etc.

Era un debate importante porque si nos aislaban y dividían , nos derrotaban. En esto jugó un papel activo la empresa y el sindicato, que trabajaron para “desflecar” la lucha; y a esta política de la patronal fue funcional la línea de Hermosilla y el PTS.

Hubo otro debate con Hermosilla y la dirección del PTS, previo al desalojo, que se volvió a repetir el viernes 4 de septiembre, cuando la empresa dio asueto y quedaron los despedidos adentro con un gran grupo de ocupados. Militantes del PTS trabajaron todo el día para que los despedidos abandonen la planta, con el argumento de que iban a ser duramente reprimidos. A Hermosilla, miembro de la comisión interna, lo sacan, ese viernes 4, y lo volvieron a sacar el día del desalojo con el argumento de “resguardar a los dirigentes”. En resumen, mientras los compañeros éramos reprimidos adentro y afuera de la fábrica, Hermosilla estaba en su casa. Fue duramente criticado entre quienes conocieron el hecho, pero la mayoría no lo conoció. Fue un error nuestro no haber planteado la discusión en asambleas: siempre hemos dicho que las luchas son con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.

De fondo, el PTS con Hermosilla a la cabeza, tanto el viernes 4 como en el momento de la represión, dieron por terminado el conflicto. No encabezaron antes, y luego “se resguardaron” frente a la represión, proyectando dirigentes para las elecciones de comisión interna. Los clasistas nos jugamos en el conflicto, por eso recibimos el golpe principal en la represión el 25 y decenas de juicios penales contra nuestros dirigentes.

Las elecciones de comisión interna
El lunes 19 de octubre el sindicato convocó a elecciones de comisión interna para el día 3 de noviembre, pese a que el conflicto seguía abierto por la reincorporación de los 53 compañeros.

Se prepararon dos fraudes frente a las elecciones. Uno el de la patronal con las vacaciones, otro el de Daer con dos urnas fuera de la planta. Nos precavimos frente al de Daer, pero no vimos, y nos desguarnecimos frente al fraude principal, el de la Kraft, cuyo beneficiario directo fue Hermosilla.

El día anterior a las elecciones la Kraft adelantó las vacaciones de 200 compañeros del turno mañana, otros 200 de la tarde, y 30 de la noche, perjudicando abiertamente a nuestra lista. En el turno noche la Kraft paró la producción para garantizar que los trabajadores voten masivamente. Esto no fue así a la mañana ni a la tarde, y obstaculizó los relevos dificultando que los compañeros vayan a votar.

Se habilitaron dos urnas fuera del edificio de votación. Una en la calle Córdoba, para que voten los repositores, con un padrón de 280. Y la otra en el edificio de empleados HQ, con un padrón de 420. Estas dos urnas fueron impugnadas por las listas 1 y 2.

Fue un error no haber pedido la postergación de las elecciones hasta que estuvieran presentes todos los trabajadores. Y fue un error no impugnar la elección por esta maniobra de la patronal con las vacaciones, que cambió descaradamente la votación en la fábrica. La lista encabezada por Bogado tuvo en los turnos de la mañana y la tarde 600 votos, el doble que la de Hermosilla, que sacó 295 en esos mismos turnos. En los dos turnos donde los votos de la lista de Bogado duplicaron los votos de la de Hermosilla, la patronal sacó de la fábrica, con vacaciones, a 400 obreros. A la noche, en donde la lista de Hermosilla tuvo el 72%, solo le dio vacaciones a 30. Subestimamos este escandaloso fraude de la patronal, porque creímos que el principal fraude posible era el del sindicato. No hicimos campaña contra ese fraude. Tampoco llevamos al debate en los trabajadores una pregunta clave: ¿Por qué la patronal hizo un fraude mediante las vacaciones para favorecer a Hermosilla y la lista del PTS? Porque Hermosilla y el PTS son funcionales a los planes de la patronal: al oponerse al acta liberan a la Kraft para hacer el ajuste, y al sacar la lucha de la planta, le garantizan la producción a la empresa, y si la situación se desborda, aplicarán la línea de derrota como ya se vio en Maffisa, Casino, etc.

La propuesta del PTS de unificar las dos listas fue una maniobra; el día anterior sus militantes repartieron un volante llamando “traidor” a Bogado. Pero más allá de eso, ¿cómo podían unirse las dos listas, cuando una se oponía al acta que la patronal quería y quiere romper, y la otra buscaba fortalecer la lucha con lo conquistado en el acta?

Resultados de la votación en la planta

                            T. N-T. M-T.T-Total

L 1 (Hermosilla)    376   154   141    676

L 2 (Bogado)          51   373   227    660

L 3 (Daer)              89   126   121    390

En blanco                 3       3                 6

Total votantes        519   656  489    1.732



* 1- Las diferencias en los resultados totales se debe a que incluyen votos de las urnas del HQ y de la calle Córdoba, impugnadas por las listas 1 y 2.

2 – Dos días antes la patronal Kraft dio vacaciones a 200 trabajadores del turno mañana, 200 del turno tarde y 30 del turno noche. Hagamos proyecciones y veremos a que lista perjudicaron.



Las dos mesas fuera de planta fueron impugnadas por las listas 1 y 2. Fueron un intento de Daer de “engordar” sus votos, y la patronal lo bloqueó. La maniobra de cambiar los resultados de la urna de repositores, de hecho, fue utilizada por Hermosilla y el PTS como una cortina de humo para colocarse en “víctima”, ocultando que su “triunfo” fue posible por el fraude de la patronal con las vacaciones. Esta es la mochila que carga Hermosilla y la actual comisión interna. Por el contrario, la actitud de Bogado y la lista 2, de mantener la impugnación de las dos urnas, reafirma la conducta propia del clasismo: manos limpias.

La lucha continúa
Los trabajadores de Kraft enfrentamos a tres enemigos poderosos: la Kraft, el gobierno y el sindicato. Fue correcto dirigir el golpe principal contra la patronal y encabezar la lucha. En los distintos momentos del conflicto, aprovechamos las contradicciones entre los enemigos, que variaron con la situación política, y se fue ajustando la orientación.

Se desarrollaron diversas modalidades de lucha. La base fue el paro de 38 días, con los despedidos adentro de la fábrica, con movilización adentro, con cortes de la Panamericana, movilizaciones, y jornadas de lucha nacionales con los que el conflicto pudo tomar alcance nacional pese a la negativa de Daer y la CGT de realizar un paro, rompiendo el silencio sobre el conflicto.

Subestimamos las maniobras de la patronal en las elecciones. Y sobre todo, no vimos que las maniobras de la patronal beneficiaban a Hermosilla, y no a Daer. Los trabajadores del turno noche nos castigaron, no entendiendo como un paso adelante la firma del acta. Pesó en esto haber estado a la defensiva, y las vacilaciones en la defensa de la firma del acta como un paso de avance para continuar la lucha.

En esta situación, con una campaña muy corta, no realizamos ante los trabajadores un balance de los triunfos del clasismo en Kraft: la defensa de la guardería y su transformación en un jardín maternal, el comedor con comida caliente, el freno a la disciplina carcelaria de la patronal, las 900 efectivizaciones, romper el tope salarial en varias ocasiones, y fundamentalmente, la elección del cuerpo de delegados, que falsamente se lo adjudica el PTS, cuando no quisieron hacerlo ni en Pepsico ni en Stani.

La corriente clasista que dirigió la lucha recibió un golpe. El ataque de la Kraft para barrer a la comisión interna y el cuerpo de delegados, tuvo como blanco principal a compañeros de la CCC. El despido de los principales protagonistas juveniles del conflicto incidió en el resultado electoral.

Nuestros errores facilitaron el juego del fraude patronal que fue la base para la derrota de la lista clasista en las elecciones de comisión interna.

Con la firma del acta y el cambio de comisión interna se cerró una etapa de la lucha y se abrió otra.

Discrepamos con lo que dijo Hermosilla “La mayoría de la gente está de acuerdo con no hacer medidas de fuerza dentro de la fábrica, porque está golpeada”. Por el contrario, los trabajadores de Terrabusi no fuimos derrotados, enfrentamos heroicamente los planes de la empresa y mostramos un camino al conjunto del movimiento obrero para no pagar la crisis. Lo que sí logró la patronal es sembrar división. Los trabajadores le reclamaron a Hermosilla un paro de una hora por la muerte del compañero Angel Cardozo, que había sido internado durante la represión. Hermosilla habló con la patronal y le contestó a los obreros “no se puede”. Los compañeros querían, el que no bancó es Hermosilla.

Nuestra línea sigue siendo la más amplia unidad en la lucha de los 2.600 compañeros, por la reincorporación de los 53 despedidos, y enfrentar a las provocaciones de la Kraft para reabrir el camino a su plan de ajuste. Ha sido justo instalar la carpa de los despedidos en la puerta de Kraft. Debemos seguir contribuyendo al fondo de lucha para garantizar su permanencia.

La comisión interna es responsable de garantizar las asambleas dentro de la planta para que los trabajadores nos pronunciemos alrededor de la línea para continuar la lucha por los 53 despedidos, ya que el conflicto continúa, y la empresa ya violó el acta despidiendo a los 8 suspendidos.

No vamos a ser aliados de la nueva interna surgida del fraude patronal: somos opositores. Vamos a impulsar la misma política con la que el clasismo dirigió todos estos años, para impedir que la Kraft descargue su crisis sobre los trabajadores. Vamos a exigir que la comisión interna garantice la misma democracia grande del cuerpo de delegados y las asambleas que hubo todos estos años. Desde esa línea y con esos métodos, apoyaremos todo lo que sea en defensa de los trabajadores, y nos opondremos a lo que lleve al conflicto hacia una línea de derrota.

Trabajaremos para que la clase obrera ocupe el centro de la escena enfrentando la política kirchnerista de descargar la crisis sobre los trabajadores y el pueblo; reagrupando fuerzas por el camino del Argentinazo, la rebelión agraria y la lucha de Kraft, para conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, avanzando hacia la liberación nacional y social.


Para comunicarse Ramón Bogado 156 9962538

viernes, 27 de noviembre de 2009

Entrevista a Ramón Bogado

“Hay que pelear asambleas dentro de Terrabusi”



El compañero Bogado cuenta cómo es la situación hoy dentro de la fábrica. Opina sobre el doble discurso de la nueva interna, y cómo seguir la lucha.



La semana pasada se volvieron a movilizar los trabajadores despedidos a la Capital Federal, acompañados por organizaciones sociales y estudiantiles. En una audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Nación, éste “exhorta” a la empresa a reincorporar a los ocho suspendidos a los que el día 5 de noviembre mandó telegramas de despido.

En las audiencias que se realizaron en el Ministerio de Trabajo de Provincia, la empresa se ha negado a cualquier posibilidad de reincorporación, impulsando arreglos económicos. Los compañeros despedidos siguen en la carpa frente a la empresa, empujando la lucha.

En esa carpa conversamos con el compañero Bogado, que cuenta: “los trabajadores me recibieron muy bien. No estoy en un sector productivo, como Envasamiento. Me han mandado a un taller de mecánica, que está al fondo. Los primeros días los jefes me venían a ver permanentemente, preocupados que no me mueva del lugar, que no salga a las líneas. Cuando he podido, voy al comedor, donde se han acercado muchas compañeras y compañeros, me dicen ‘No afloje’, ‘Fuerza’, ‘Me parece bien que siga trabajando’, ‘Hay que volver a reagruparse’.

Hay que tener en cuenta que se corrió la bola que habíamos agarrado plata, junto con María. Decían un millón de pesos, algunos hasta dos millones. Son muy sentidas las opiniones de los compañeros. Algunos muy consternados por la derrota en las elecciones. Mucha preocupación en el turno mañana y en el turno tarde, porque ahí ganó nuestra lista.

Estando en el taller con los compañeros, veo que ha sido un error, durante las funciones gremiales, no haber vuelto a trabajar en los sectores. Nosotros tenemos el problema que la fábrica es muy grande, y tenemos que cubrirla toda, muchos años sin cuerpo de delegados, pero creo que fue equivocado.

Ahora estamos llegando a algunas líneas de producción, hablando con los compañeros, tratando de continuar la lucha. Tenemos los 52 despedidos, los compañeros suspendidos a los que le mandaron el telegrama de despido, el acampe acá en la puerta, sigue la pelea por su reincorporación.

Hay que tener en cuenta la preocupación adentro, y ver cómo confluye la lucha de los de adentro con los de afuera. La empresa no abandona sus planes de ajuste, que dijeron y hasta escribieron, como venimos denunciando. Siguen con su objetivo de eliminar turnos, trabajar 12 horas, eliminar conquistas, ajustar en los beneficios para el personal, están agazapados pero tienen todo en carpeta.

Sabemos que quieren sacar a cerca de 200 compañeras y compañeros de mucha antigüedad que están haciendo tareas livianas. Compañeros con muchos problemas en la columna, en la cintura, muchas tendinitis, hernia de disco, por los ritmos de producción, el esfuerzo, y los años de trabajo.

Esto viene. Conocemos, por comentarios de algunos jefes, que van a nuevas listas de arreglos voluntarios a partir de fin de año. Ahora la empresa la va estirando con las vacaciones del personal.

La empresa mostró su objetivo con el despido de los ocho compañeros suspendidos. Esto muestra que tenemos que defender más el acta que se firmó el 16 de octubre. Porque el primer punto de ese acta es “Ningún despido”. Ellos rompen el acuerdo.



Una actitud ambigua

Veremos cómo se desarrolla esto. La nueva interna tiene una actitud muy ambigua. Por un lado dice que no está de acuerdo con el acta, por el otro lado dice que sí. Esta gente hace llamados a la unidad en los boletines, pero no han venido a conversar con nosotros. En la propaganda llaman a la unidad, y en los hechos siguen planteando “la traición del acta”. Siguen machacando sobre todo en el turno noche con esto, y eso no va a ayudar a la unidad.

Nosotros vamos a acompañar las medidas dentro de la fábrica que se aprueben en asambleas generales, que tienen que convocar para enfrentar los planes de la fábrica y la política del gobierno, que es la que empuja al achique, a una mayor desocupación.

En la zona vemos cómo se cierran puestos de trabajo. Hay compañeros despedidos que en los primeros días del conflicto arreglaron económicamente la indemnización, que ahora vuelven a la puerta porque no han conseguido trabajo en ningún lado, y son jóvenes. Muchos se han integrado de vuelta a la pelea por la reincorporación, se han sumado a los compañeros que están en la puerta bancando esta carpa, y preocupados por los planes que se están discutiendo adentro de la fábrica, qué se va a empujar.

Porque hay que apuntar a hacer asambleas en la fábrica, donde los compañeros puedan discutir. No es como dice esta Comisión Interna que damos por cerrado el capítulo dentro de la fábrica porque los compañeros no están en condiciones de luchar. Esto es totalmente equivocado. Los compañeros están esperando la asamblea para discutir. En una situación muy difícil, cuarenta días de paro total, hubo una represión, nos sacaron, entramos en las condiciones que entramos. Se hicieron las elecciones rápidamente, lo que ayudó a dividir en vez de unir. Ahora hay que recomponer con asambleas, y tener iniciativas adentro: movilización, batucadas, poniendo como punto principal el tema de la reincorporación de los despedidos, junto con las otras reivindicaciones dentro de la fábrica.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Las elecciones en Terrabusi Kraft

Las elecciones en Terrabusi Kraft

En las elecciones del martes 3, para Comisión Interna, hubo en total casi 1.800 votos. Cerca de 1.700 compañeros votaron en la planta. Estas elecciones tuvieron irregularidades que incidieron en el resultado.
Además hubo dos urnas volantes impugnadas por las Listas 1 y 2: una en el sector de empleados, y otra para los repositores.
En la planta, la Lista número 1, encabezada por Hermosilla sacó una significativa diferencia de votos en el Turno Noche. A pesar que la Lista 2 ganó los turnos mañana y tarde, los más numerosos,  la Lista 1 superó por 16 votos a la Lista 2.
Al final del escrutinio se contaron las urnas del HQ y la de los compañeros repositores, que tuvieron que votar en la calle Córdoba, ya que la empresa no les permitió el ingreso a la planta. Estas urnas, impugnadas por las dos listas, según el Ministerio de Trabajo y la Junta Electoral, dieron como ganador, por 8 votos a la Lista 2.
El compañero Bogado reconoció públicamente los resultados dentro de fábrica.
Las elecciones tuvieron irregularidades que incidieron en el resultado. La principal maniobra fraudulenta es que la empresa dio vacaciones a cerca de 200 compañeros de los turnos mañana y  tarde, perjudicando notoriamente a la Lista 2.
Al mismo tiempo fue masiva la votación, en el turno noche, de líderes y empleados. La empresa permitió parar la producción en el Turno Noche para ir a votar. No paró la producción ni en los turnos mañana ni tarde. Además, en el turno mañana impidió durante 4 horas que los compañeros fueran a votar.
La empresa informó que no iba a permitir entrar a nadie a votar en la fábrica ese día, perjudicando a los compañeros que salieron de vacaciones y a los compañeros repositores.
La votación expresa que masivamente, en el Turno Noche, se rechazó la firma del acta. Se llegó a esta situación sin realizar asambleas para debatir el tema entre todos los compañeros del turno. Esto estuvo acompañado por una campaña descalificadora hacia compañeros que estuvieron a la cabeza de la lucha, tratándolos de traidores. No pudimos revertir esta situación.
No sucedió lo mismo en los turnos mañana y tarde, donde el acta se puso en debate democráticamente en las asambleas, y fue ratificada.
Se ha creado una situación muy grave para el conjunto de los trabajadores de Terrabusi, ante el “empate técnico” entre la Lista 1 y 2, que expresan a los compañeros que han luchado estos años y en el último conflicto. El que asuma, lo hará con una evidente debilidad. Unos, porque tuvieron 16 votos menos dentro de planta. Otros, porque perdieron en los turnos mañana y tarde. La lista 2 no va a permitir que el Sindicato aproveche esta situación, intervenga y deje sin representación gremial a los 2700 compañeros.
Para que no quede acéfala la representación gremial de los trabajadores, entendemos que es necesaria la más amplia unidad.
Llamamos a la más amplia unidad de todos los compañeros en la lucha por la reincorporación de los 52 despedidos; y para parar el revanchismo patronal.
Planteamos la necesidad de la elección de delegados por sección que permitan la unidad de toda la fábrica, y podamos tomar en nuestras manos la lucha por:

¡Viva la heroica lucha de los 2700 trabajadores de Terrabusi!
¡Todos adentro!

Lista Nº 2

viernes, 6 de noviembre de 2009

La lucha de los trabajadores de Terrabusi ha cambiado la política nacional

Charla de María Rosario y Ramón Bogado realizada el viernes 6 de noviembre.
María Rosario
El de Terrabusi ha sido un conflicto muy importante, un conflicto que todavía no se cierra, así lo entiendo yo por lo menos. Un conflicto, como dijeron muchas compañeras y compañeros, que nunca se van a olvidar. Este conflicto que ha sido muy importante para nosotros, y que ha sido un conflicto de envergadura nacional. Como dicen las compañeras, hay un antes y un después de esto, ya nada va a volver a ser lo mismo, desde el punto de vista de los trabajadores y de esta justa causa que es la defensa de la fuente de trabajo.

Un conflicto que, como ustedes saben y se han enterado, comenzó el 18 de agosto con el despido de 162 trabajadores, con la Comisión Interna, con el Cuerpo de Delegados que hace aproximadamente un año se había elegido dentro de la planta, con compañeros clasistas, combativos, con compañeros que iban al frente con los reclamos en cada una de sus secciones. Ese Cuerpo de Delegados se había logrado gracias a la Comisión Interna que impulsó en ese momento, y que había postulado a aproximadamente 144 delegados, de los cuales quedaron 42.

Hace 82 días empezó este conflicto. Cuando comienzan a caer con los telegramas en la puerta de la fábrica, los compañeros de la Comisión Interna, en ese momento lo que discutimos, era qué posiciones íbamos a tener, si íbamos a enfrentar los despidos, si íbamos a enfrentar el plan de ajuste que se venía, si estábamos dispuestos a pagar una crisis que en realidad los trabajadores no habíamos generado. Eso fue una discusión que hubo, y se ganó la discusión de que teníamos que enfrentar, que teníamos que ponernos al frente porque como está la situación hoy son cada vez más los despidos, cada vez más las suspensiones, por lo menos yo les hablo desde la Zona Norte del Gran Buenos Aires, donde se concentran autopartistas, la industria del plástico, la industria automotriz, los frigoríficos… y ya se veía en la zona una situación de muchos despidos, suspensiones, cierres de fábricas. Lo que evaluamos en ese momento era que había que enfrentar y que había que ponerse al frente, y era una cosa justa porque los compañeros recibieron el telegrama sin recibir un centavo, a todos les armaron causas para “justificar” el despido.

La empresa aduce un reclamo que tuvimos ahí en la fábrica, que era por el tema de la gripe A, porque se pedían mejores condiciones de higiene en la fábrica. Y puntualmente, nosotros dentro de la planta tenemos un jardín maternal desde hace muchos años. Y alrededor de esto, había 200, 250 madres aproximadamente, estaba planteada esta situación, y lo único que pedíamos porque había una disposición a través del Ministerio de Salud de cerrar los establecimientos educativos, y el jardín estaba dentro de la fábrica, dentro del predio. El planteo era simple, si cerraban el jardín maternal, la empresa tenía que pagar los haberes caídos de las trabajadoras. Y ésa fue una discusión, y ya se veía la dureza que tenía la fábrica. La empresa dijo a través del jefe de Recursos Humanos: “voy a cerrar el jardín pero no voy a pagar, o como mucho puedo pagar subsidios de 200 pesos, quédense en su casa, no vengan a trabajar por el plazo de 10, 15 días”.

Estalló la bronca en todos los turnos donde se puso a consideración esta situación. Se hizo asamblea general, ratificando el reclamo de las madres que pedían mayor higiene dentro de la planta… Esa fue la excusa que usó la empresa para despedir semejante cantidad de compañeros.

La permanencia
Una vez que se toma la determinación de la defensa de los puestos de trabajo, la decisión fue que íbamos a permanecer dentro de la planta. Fue toda una discusión. Y una de las discusiones más importantes que yo me acuerdo fue que había un sector que planteaba que el centro tenía que ser afuera, y desde afuera dirigir. Y nosotros decíamos al revés: todos adentro y desde adentro ver cómo seguimos a través de las asambleas generales. Fue una discusión que estuvo en todo el conflicto. Con idas, con vueltas. Nosotros planteábamos permanentemente eso de mantenernos adentro convocar a los cuerpos de delegados, las comisiones internas, y a través de eso toda la solidaridad.

Fue una batalla que se pudo dar y que la pudimos ganar, y fue así cómo transcurrieron 38 días dentro de la fábrica. 38 días que no te ibas a tu casa. 38 días que tenías a compañeros durmiendo en cartones o como podían. 38 días en que los compañeros y compañeras no veían a sus familias o la veían a través de un portón. Y fueron días muy angustiantes. Pero la empresa se encontró con una unidad terrible de los 2.700 trabajadores. Los compañeros estaban muy unidos en esta causa que conmovía, que era pelear por los puestos de trabajo. Porque lo que nosotros decíamos en ese momento y que hoy también tiene vigencia: que estos despidos eran la punta de lanza de un plan mucho mayor. Porque la Kraft venía a poner los turnos americanos, tiende a reducir personal, a reducir costos. Y para eso tenían que aplicar un plan de ajuste y para llegar a ese plan de ajuste tenían que sacar a esta Comisión Interna. Por eso se inicia el desafuero de toda la Comisión Interna, y a partir de allí, el telegrama de despido con causa.

Yo siento que fue una lucha heroica y conmovedora. Porque en esos 38 días hubo más de 50 asambleas generales dentro de la planta con los 2.700 trabajadores, donde se garantizaron en todos los turnos, el paro y cese de actividades.

Y en esas asambleas discutíamos, debatíamos, acordábamos, no acordábamos, pero salíamos todos unidos. Y entiendo yo que el conflicto no ha cerrado esos debates. Lo que estoy contando es una de las primeras etapas.

Y entiendo también que la empresa jugó permanentemente para no aceptar ninguna ley argentina, como pasó con la conciliación obligatoria. El Ministerio de Trabajo de la Nación mete la conciliación obligatoria, que dice que todos los compañeros despedidos tenían que volver a sus puestos de trabajo. Eso nunca lo cumplió. Por lo tanto, nosotros planteamos que violaban las leyes argentinas, que violaban la soberanía nacional, que eran un Estado dentro de otro Estado.

Y hubo dos represiones. Una fue, donde también hubo mucha discusión si teníamos que quedarnos o no, donde se hace una asamblea, y los compañeros de afuera deciden que los compañeros de adentro tienen que salir. Nosotros planteábamos que no podíamos salir, porque si salíamos venía la policía o iba a copar la infantería. De todas maneras, esa asamblea la perdimos y tuvimos que salir. Y efectivamente, el lunes cuando intentábamos ingresar, estaba la policía apostada en el portón de la fábrica. Ese día también habíamos discutido sobre cómo íbamos a ingresar. Cuando ingresamos, nos metimos en el comedor y avisamos a los compañeros que no permitían el ingreso y que estaba la policía. En ese momento viene la policía a querer sacarnos del comedor y en ese momento se levanta el turno mañana para protegernos y que no nos saque la policía a todos los que habíamos entrado en ese momento. Ese fue un golpe a la empresa porque los compañeros estaban demostrando a qué estaban dispuestos a enfrentar.

Y después, como todos habrán visto, vino una represión feroz, terrible, donde muchas compañeras y compañeros fueron golpeados brutalmente. Eso lo vio todo el país, y se han conmovido los argentinos por esta lucha heroica de los trabajadores de Terrabusi.

Cuando ahí nos sacan, recién ahí tomamos conciencia de lo que era la solidaridad y de lo que se hacía en todo el país por los trabajadores de Terrabusi. Una solidaridad inmensa. Fue muy grande, muchas comisiones internas que se pronunciaron. Muchos cuerpos de delegados, organizaciones sociales, políticas, todo el país quedó conmovido por esa lucha heroica.

La firma del Acta
En una de las últimas etapas a la que me voy a referir es sobre la última acta que se ha firmado. Era un acta que se venía trabajando a través del Ministerio de Trabajo de Provincia y de Nación, donde se planteaban cuatro puntos concretos en relación al tema del conflicto.

En primer lugar había dos puntos, en el que se garantizaba el trabajo de todos los trabajadores, que la empresa no se iba a ir del país, que no iba a ser afectado ningún turno, que no se iba a despedir. El segundo hacía referencia a que se incorporaban 40 compañeros más, ya se habían reincorporado 30. Sumaban 70 compañeros reincorporados. El tercer punto era que se abría una etapa de negociación, donde se iba a revisar caso por caso de los demás despedidos. Y el cuarto punto era el de la Comisión Interna, que mantendría sus funciones gremiales hasta que se hagan nuevas elecciones.

Entendiendo que eran los cuatro puntos que podían llegar a ganarse, hubo muchas discusiones. Y una parte de la Comisión Interna decía que tenía que darse ese paso. Otra parte de la Interna planteaban que era todo o nada. Y muchas veces la lucha no es todo o nada como decían esos compañeros. A veces es paso a paso, a veces es de a poco. A veces no se gana nada. Porque en las luchas del movimiento obrero, ha a habido luchas que han terminado en un fracaso. Hubo luchas que terminaron medianamente y mano a mano. Ha habido luchas que han tenido pequeños triunfos para el movimiento obrero.

Creo que hay muchas compañeras y compañeros que no la vieron en ese momento, pero entendíamos que era lo mejor para los 2.700 compañeros. A veces es difícil tomar este tipo de decisiones, en un momento de mucha presión, de todos lados. Presión del Ministerio de Trabajo, de la empresa, presiones entre nosotros mismos como compañeros, y a veces es muy difícil tomar este tipo de decisiones, que pesan mucho y que uno no sabe si está bien lo que está haciendo o no. Pero me parece que nosotros, como dirigentes que somos tenemos que pensar en el conjunto de los compañeros. Entonces, detrás de cada una de nuestras espaldas hay 2.700 trabajadores. Hasta en el último tenemos que pensar. Y cuál es la opinión masiva de esos compañeros.

Las elecciones
Hemos llegado a esta última etapa que ustedes habrán seguido, que fueron las elecciones dentro de la fábrica.

Fue una convocatoria muy rápida del gremio de la Alimentación. Fue una campaña muy rápida y muy corta. Nosotros como Lista 2, encabezamos con la mayoría de la Comisión Interna. Hemos salido segundos. Ha ganado la lista 1. Ha habido mucha discusión porque hay dos urnas que no se sabe bien, porque a esas dos urnas nosotros las habíamos impugnado, porque desde el año 95 venimos participando de las elecciones internas, y entendíamos que siempre se ha elegido la comisión interna dentro de la planta. Y en esta oportunidad, el sindicato mete dos urnas, dos externas. Una en el sector administrativo y la otra en la avenida Córdoba para el sector de repositores. Nosotros hemos impugnado esas urnas, porque entendíamos que la elección debía ser dentro de la fábrica. La Lista 1 ha salido favorecida por un margen de 16 votos. Esa es la situación que hemos planteado, todavía tenemos 52 compañeros despedidos. Y hay una situación de mucha bronca y de mucho malestar dentro de la planta. Las compañeras y compañeros están muy dolidos. Estamos viendo cómo continuamos, cómo seguimos en esta nueva etapa. Hay mucha bronca en relación a que la Lista 2 que encabezamos ganó en el turno mañana y en el turno tarde y perdimos en el turno noche. Los compañeros y compañeras de turno mañana y tarde nos dicen son ustedes los ganadores, pero está ese margen que son esos 16 votos. Y ésa es la discusión.

Creo que, como parte de la reflexión, incluso todavía no nos hemos sentado a hacer un buen balance de toda esta lucha. Hay muchas cosas para sacar a luz, muchas cosas que por ahí a uno se le olvidan.

Fueron muchos días, fue una lucha extraordinaria, y entendemos que esto es un primer paso y lo que les estoy contando es un modo de lo que uno ve. Personalmente me siento muy orgullosa de todos los compañeros, de todas las compañeras, del protagonismo que han tenido, que se han bancado un montón de cosas: represión, la patronal, hemos enfrentado unos monstruos terribles, una empresa multinacional yanqui, segunda a nivel mundial, con enormes ganancias, con el segundo hombre más rico que es el accionista de la Kraft. Nos hemos enfrentado con el gobierno, con el sindicato. Hemos tenido a varios poderosos que hemos enfrentado. Y lo hicimos con los 2.700 trabajadores. Una primera reflexión es esta charla. Estamos todavía muy conmovidos de toda esta situación y de todo este resultado que fue. Y desde ya agradecemos la invitación y queremos que puedan entender la situación en la que estamos. Faltan muchas cosas. Lo principal ha sido la lucha histórica de los trabajadores, que ha conmovido y nosotros mismos estamos conmovidos hasta los huesos. Porque ha sido extraordinario este proceso. Y nos sentimos orgullosos de haber sido parte de eso.


Ramón Bogado
Quiero agradecerles el estar con mis compañeros acá, protagonistas de toda esta lucha, llevada adelante por ellos y los 2.700 compañeros de toda la fábrica.

Efectivamente están los compañeros una lucha en años, contra una multinacional de Estados Unidos, Warren Buffet el segundo tipo más rico del planeta, ideólogo de Obama, y es el primer accionista de la Kraft Foods.

Y nosotros que estamos con compañeros que han protagonizado la pelea por la efectivización de nuestros compañeros. Fue la lucha por la paritaria de hace 3 o 4 años atrás. Y esos compañeros jóvenes que han ido a la unidad de lo viejo con lo nuevo, porque era la permanente discusión de las nuevas generaciones y que había que contemplar todo dentro de la fábrica, y cuando se plantea la lucha en las asambleas y cuando se plantea el interés en la lucha de paritarias para romper los techos salariales y la pelea de ellos, que ingresaban en la fábrica, podridos de todas las fábricas que habían recorrido. Y los compañeros preguntaban cómo podemos hacer para quedar efectivos y se plantaron y conjuntamente se lograron las paritarias y la efectivización de ciento de compañeros.

A principio del año la fábrica viene con una dirección dura que viene directamente de Estados Unidos, entonces empiezan a endurecer las posiciones de la Kraft. Que directamente se hace con mi procesamiento por la lucha de Terrabusi, por el corte de Panamericana y por la lucha de todos los compañeros y las organizaciones, que después de tantos años de persecución, tratan de meterme en cana y llevarme a un proceso por toda la lucha de Terrabusi y por el corte de Panamericana. Hemos zafado de esta situación, y ahí empieza todo lo que cuenta la compañera con lo del tema de la Gripe A: es sólo un pretexto de parte de los yanquis para avanzar con el ajuste en la Argentina, que llegaba primero a las metalúrgicas, a las automotrices, al plástico, el acero, la construcción, la carne…

Así llegamos a los 160, 162 despidos el 18 de agosto. Efectivamente, enfrentamos la discusión y nos preparamos para largo, porque nos metimos todos adentro, sabiendo la experiencia que había en la propia Terrabusi en el año 2000, teniendo a estos grupos también de pseudo izquierda con “vamos todos afuera”, pasó en Fate, pasó en Mafissa, pasó así en varias fábricas más que estaban en disputa con estas corrientes de “izquierda” que planteaban eso. Nosotros como Comisión Interna, los compañeros acá presentes saltamos el portón, éramos 669 ese día y nos metimos dentro de la fábrica, nos concentramos dentro de envasamiento, hicimos asambleas, discutimos con los compañeros y nos quedamos adentro de la fábrica.

Y adentro había una discusión porque el problema era si teníamos que salir de la fábrica. Entre adentro y afuera se iba la discusión. Y predominó quedarse adentro, en asamblea le daba esa modalidad de lucha, todos los dirigentes con los compañeros dentro de la fábrica, no nos movimos ninguno, dormíamos dentro de la fábrica, todos los compañeros. Excepto estos de “izquierda” que se iban a bañar todos los días a la casa, y después volvían.

Muy dura esta empresa yanqui, 38 días, paro total en la fábrica, ni agua; de parte de la empresa, ninguna negociación, ni el Ministerio de Trabajo, el 8 de septiembre el Ministerio se desliga, se abre el sindicato también, que había estado con nosotros la primera semana.

Entonces salió el sindicato, salió la CGT, las declaraciones de Moyano en un primer momento. Nos mantuvimos así. Hubo una gran expresión de solidaridad en todo el país, no sólo los mensajes de solidaridad, los delegados que llegaban a la planta, sino que fue una lucha efectiva, con cientos de cortes en todo el país, en Jujuy, en Salta, en Tierra del Fuego, con movilizaciones de todo el movimiento obrero, organizaciones sociales de todo el país, acompañando la lucha de Terrabusi.

La represión
Después vino la represión, estábamos todos ahí, vimos lo que es violar las leyes en Argentina, porque en nuestro país, la Kraft es un Estado dentro de otro Estado, no hay conciliación obligatoria, no hay resolución del Ministerio. Y ahí se expresa cómo son los poderosos y cómo actúa el gobierno cuando tiene que enfrentar a los poderosos. Y mandan efectivos dentro de la planta, con caballería, con perros produciendo el desalojo, con cientos de infantería. La diferencia era abismal, porque adentro nosotros éramos 39, y ahí esos compañeros de la “izquierda” decidieron salir porque había que preservar a los dirigentes…

Ahí nosotros parlamentamos, decidimos, nosotros nos queremos llevar el acta con la efectivización de los compañeros, recibimos palos adentro, enfrentamos la represión ahí. Recibimos palos. Las compañeras fueron golpeadas. Compañeros que están acá fueron reprimidos dentro de la fábrica por pedir trabajo. Constituyeron una comisaría dentro de la fábrica... Nosotros estuvimos desaparecidos dentro de la fábrica desde las 6 de la tarde hasta las 2 de la madrugada que recién nos sacaron: estuvimos encadenados, interrogados. La Kraft Foods les instaló una oficina mientras nosotros estuvimos adentro, como una dependencia dentro de la fábrica, donde empezaron a indagar a todos los trabajadores, sin permitir que entren los abogados, sin permitir que entren los de derechos humanos, y desde entonces tenemos armadas causas de toda índole, dentro de la fábrica: Jorge Penayo tiene doce causas...

Las negociaciones
Fue una lucha heroica de los compañeros. Nunca entendí las negociaciones, lo nuestro era lucha, lucha dentro de la fábrica, asamblea, pelea, y no vi que en las negociaciones algo tenés que ceder para poder conseguir algo. No alcancé a entender esta negociación. No vi que era un paso adelante. Me dio una presión terrible porque nosotros íbamos a la reunión de Ministerio de Trabajo con asambleas de 60, 70 despedidos que te planteaban “quiero entrar ya”, “tenemos que entrar todos”, y entonces una presión… Y lo de adentro de la fábrica tiene que ser combinado, porque solamente con lo de afuera no podés incidir dentro de la fábrica, para que el activo pueda dirigir esa mayoría. Tenemos que ver a esa mayoría en la fábrica, hasta el último… Me pegué una patinada terrible, me pelié con las compañeras que tuvieron unos ovarios enormes para negociar… Me autocritiqué en todas las asambleas frente a todos los compañeros que venían a la puerta a dar una mano. Después de tres días entendí que era un paso y que la negociación continuaba, que la lucha continuaba, que no estaba todo perdido, que los compañeros tenían la iniciativa de la carpa en la puerta de la fábrica para que nadie se olvide de los despedidos, que tenemos que seguir, que tenemos que confiar en lo de adentro, que después de los 60 días había un agotamiento del conjunto de esa lucha.

Fue con la lucha que estos muchachos se prepararon para las elecciones. Nosotros los subestimamos en estas elecciones. Es una lástima porque esta línea que llevábamos desde la Interna, nos daba posibilidades de combinar lo de adentro con lo de afuera, que es la única forma de poder triunfar y de poder reincorporar los 53 compañeros que tenemos todavía afuera. Después la empresa jugó con todo con estos muchachos porque habían dado vacaciones en la mañana y la tarde. No nos dimos una política para que los compañeros puedan venir a la fábrica. En la noche, efectivamente, no pudimos discutir bien. Una parte seguimos a la defensiva sobre todo con la noche donde no se permitía hacer asamblea, fue ganando un activo garantizando que no se exprese la asamblea.

La empresa jugó con todo para que gane esa lista. En la historia de Terrabusi en el turno noche ganaron todas las líneas. En la mañana y la tarde teníamos que hacer para que vengan a votar. Hicieron cosas para que perdiéramos en las elecciones. Ganamos el turno mañana, ganamos el turno tarde. Perdimos el turno noche.

La empresa sigue con sus planes. Dice que el acta no la va a cumplir, que a los suspendidos los va a despedir, porque la comisión interna que ingresó ahora no está de acuerdo con el acta.

Nosotros tenemos compañeros preparados en la carpa para volver, no estar resignados. Nosotros con fuero o sin fuero tenemos que plantarnos: no a los despidos, defender más que nunca este acta porque a los despedidos los vamos a defender con todo.